Uso del punto y coma [;]
Parte II
Ya vimos
uno de los usos del punto y coma, pero aún nos
falta otro. En breve, se emplea en series de oraciones que emplean incisos.
Estos incisos deben separarse empleando comas. El uso de estas comas es similar
al de los paréntesis, pues añaden información a la oración principal, pero no
es información esencial:
“Nada acaeció, sin embargo, y los padres pusieron en
su hija toda su complacencia, que la pequeña llevaba a los extremos del mimo y
la mala crianza.” (Horacio Quiroga. “La gallina degollada”.)
En el ejemplo,
esa pequeña expresión, «sin embargo», no es esencial y se podría omitir sin
cambiar el sentido del texto, por ello se aísla parentéticamente del resto de
la oración mediante dos comas. Y la oración final también está aislada por una
coma. Si el párrafo sólo dijera: “Nada acaeció y los padres pusieron en su hija
toda su complacencia”, no se modifica la idea principal, pero el resto de la
información, no esencial, añade algo más al texto.
Si hubiera
más oraciones similares en un mismo párrafo, ya no se sabría con seguridad qué
sería parentético de qué. Ahí es donde entra el punto y coma, para separar
varias oraciones seriadas:
“Ahí radica mi código moral, si es que necesita
conocerlo; aunque, se lo confieso, me parece preferible no pagar al prójimo y obligarle
a hacer las cosas de balde.” (Fedor Dostoyevski. Humillados y ofendidos.)
En este fragmento
del novelista ruso, tenemos dos oraciones coordinadas (dos proposiciones
independientes entre sí, que forman una oración compleja) separadas por un
punto y coma. Normalmente emplearíamos una coma, pero como ya hay varias, haciendo la función de aislar la información no esencial («si es que
necesita conocerlo», «se lo confieso»), empleamos el punto y coma para dejar
claro qué es inciso de qué, y cuáles son las dos oraciones coordinadas.